CARISMA Y MISION
“En el Corazón de «Aquél a quien traspasaron», contemplamos la manifestación de la Misericordia, que nos lleva a mirar el mundo con esperanza. Cristo nos ha liberado del pecado y reconciliado con Dios; nosotras, sintiéndonos miembros de la humanidad pecadora y partícipes de la gratuidad de la redención, queremos colaborar con Él, por Él y en Él, a la reconciliación de los hombres entre sí y con Dios, y a que la creación, puesta al servicio del hombre, sea un reflejo de la gloria divina.” (Constituciones, 2)
Dios
se conmueve ante el dolor de sus hijos y se compadece de él. Somos llamadas a
entrar en esta compasión, implicándonos con Él en la transformación reparadora
de la realidad. Trabajamos por la defensa y cuidado de la vida y nos unimos con
todos aquellos que luchan por ella, promoviendo la educación en la solidaridad,
el respeto a los derechos humanos, la justicia, la paz y la integridad de la
creación.
Nuestro estilo
educativo, la “pedagogía del corazón”, es nuestro modo de acompañar a las
personas en su proceso de crecimiento humano y cristiano. Con esta forma de
educar, buscamos ofrecer lo que cada uno necesita, combinar firmeza y ternura,
y mirar con predilección a los pequeños y débiles.
Jesús es quien repara
y da vida. Por eso queremos ofrecer espacios para que cada persona pueda entrar
en contacto con Él, sentido y plenitud de la vida. Ofrecemos la adoración
eucarística para que quienes se acercan a ella puedan experimentar el amor de
Jesucristo y sentirse enviados a la construcción de un mundo más justo y
fraterno.
Cfr. Congregación General XIX
“En el Corazón de «Aquél a quien traspasaron», contemplamos la manifestación de la Misericordia, que nos lleva a mirar el mundo con esperanza. Cristo nos ha liberado del pecado y reconciliado con Dios; nosotras, sintiéndonos miembros de la humanidad pecadora y partícipes de la gratuidad de la redención, queremos colaborar con Él, por Él y en Él, a la reconciliación de los hombres entre sí y con Dios, y a que la creación, puesta al servicio del hombre, sea un reflejo de la gloria divina.” (Constituciones, 2)
Dios se conmueve ante el dolor de sus hijos y se compadece de él. Somos llamadas a entrar en esta compasión, implicándonos con Él en la transformación reparadora de la realidad. Trabajamos por la defensa y cuidado de la vida y nos unimos con todos aquellos que luchan por ella, promoviendo la educación en la solidaridad, el respeto a los derechos humanos, la justicia, la paz y la integridad de la creación.
Nuestro estilo educativo, la “pedagogía del corazón”, es nuestro modo de acompañar a las personas en su proceso de crecimiento humano y cristiano. Con esta forma de educar, buscamos ofrecer lo que cada uno necesita, combinar firmeza y ternura, y mirar con predilección a los pequeños y débiles.
Jesús es quien repara y da vida. Por eso queremos ofrecer espacios para que cada persona pueda entrar en contacto con Él, sentido y plenitud de la vida. Ofrecemos la adoración eucarística para que quienes se acercan a ella puedan experimentar el amor de Jesucristo y sentirse enviados a la construcción de un mundo más justo y fraterno.
Cfr. Congregación General XIX